jueves, 3 de marzo de 2011

Verrocchio, David, 1467



Sólo para comparar con la obra de Donatello y posteriorente con la de Miguel Ángel, aquí vemos el David de Verrocchio, de belleza algo gótica, idealista, de los rasgos está más cercana en espíritu a Ghiberti que al innovador Donatello y a la tradición de los orfebres.
Gracias a su sublime elegancia es una de sus esculturas más valoradas, junto al retrato ecuestre de Colleoni, y una representación típica del preciosismo y el gusto por lo exquisito de la Florencia del siglo XV, frente a la rotundidad de formas del siglo XVI romano.
Por otra parte, la ambiguedad de la expresión de su cara, será un arquetipo de gran influencia, especialmente en la pintura de Leonardo da Vinci, discípulo de Verrocchio.

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