sábado, 12 de marzo de 2011

Leonardo Da Vinci, San Juan Bautista 1508-13


Representa a San Juan el Bautista en la soledad del desierto, para el que sirvió de modelo el criado-aprendiz-amante de Leonardo, Salai. Está representado de medio cuerpo, una variación sobre el tema de la figura construida clásica y monumentalmente en el espacio en directa sugestión de los modelos de la estatuaria antigua.
San Juan viste pieles, tiene largo pelo rizado. Sostiene una cruz de junco en su mano izquierda mientras que la derecha apunta hacia el cielo. Se cree que la cruz y las pieles se añadieron más adelante por otro pintor. La figura está envuelta en una mórbida sombra. Mientras que el tronco tiene una cierta solidez y fuerza, el rostro y la expresión tienen una delicadeza y misteriosa suavidad.
El gesto de señalar al cielo sugiere la importancia de la salvación a través del bautismo que San Juan representa.
Esta obra tardía de Leonardo, es una muestra perfecta de su gusto por la ambiguedad y la disolución de las siluetas, llevando el sfumatto a sus últimas consecuencias.
La obra es a menudo repetida por otros pintores posteriores, especialmente aquellos de las escuelas del renacimiento tardío y el manierismo. La inclusión de un gesto similar al de Juan incrementaría la importancia de una obra con un sentido religioso.

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