La Anunciación, está insertada dentro de un tabernáculo renacentista, compuesto por un basamento, con el apoyo de dos ménsulas que muestran los escudos de los Cavalcanti, familia emparentada con los Médici y que fue la que le encargó la obra a Donatello. La rica ornamentación de toques dorados acentúa las líneas pero, no influye de ninguna manera en la calma y la concentración del encuentro sacro.
Los dos protagonistas la Virgen y el Ángel, están realizados en alto relieve y representados en el momento de la aparición angélica. La Virgen escucha con sorpresa moderada y con una reacción controlada. Su figura está modelada según el ideal anatómico de los antiguos, pero supera el arte antiguo en la expresión de una emoción más profunda. El ángel, arrodillado ante ella, la mira con timidez y con dulzura, estableciendo un estrecho diálogo visual que hace la escena extremadamente ligera y viva.
No se muestra ninguna alusión al jardín cerrado (hortus conclusus) símbolo de la virginidad de María, y tampoco el ángel lleva el tradicional lirio (símbolo de la pureza).
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