domingo, 13 de marzo de 2011

Rafael Sanzio, Madonna del Gran Duque, 1505


Rafael pronto superó el estilo aprendido de su maestro, Perugino, y se convirtió en un pintor clasicista con grandes dosis de emotividad. La Madonna del Gran Duque pertenece precisamente etapa temprana de aprendizaje en Florencia.

La pintura nos muestra a la Virgen con el Niño sobre un fondo oscuro. Está representada de medio cuerpo y el niño aparece en los brazos de su madre, ambos con una ligera torsión hacia la izquierda. El Niño tiene sus manos apoyadas sobre el hombro y el pecho de María, pero la cabeza está girada hacia el espectador. La Virgen sostiene a su hijo con los brazos, pero no lo mira; la mirada baja y abstraída parece sumergida en una melancólica meditación.

La Virgen lleva un vestido rojo ribeteado en negro y un manto verde que le cubre parte de la cabeza y rodea su cuerpo, El Niño aparece prácticamente desnudo con solo un pequeño lienzo blanco alrededor de su cintura.

El tema de LA MADONNA va a ser uno de los favoritos de Rafael desde sus primeros años, llegando a convertirse en uno de los pintores que mejor lo ha representado a lo largo de la Historia. La imagen representada es la de una madre amorosa con su hijo, una idealización platónica del amor materno.


La composición piramidal con el vértice en la cabeza de La Virgen representa el gusto de las figuras cerradas y estables del clasicismo, donde las figuras geométricas son la base de la agrupación de los personajes del cuadro indicando el ideal del Renacimiento del mundo regido por el orden y las matemáticas.

La luz está suavemente graduada desde la zona central más iluminada hasta el oscuro fondo. Esta forma de plasmar la luz contribuye al modelado de las figuras, cuyo volumen está plenamente conseguido.

Los colores son suaves y trasparentes y hay una gran fusión entre dibujo y color. El contorno de la figura está difuminado, una clara muestra de la influencia del “sfumato” de Leonardo.

Lo más significativo de la obra que nos ocupa es su iconografía, la cual la encontramos en varios cuadros que son variaciones de un mismo tema, incluyendo en algunos casos otros personajes como San José o San Juan niño. Este tipo de pinturas que representa a La Virgen como prototipo de “ternura amorosa” fue la creación de Rafael a través de diferentes lienzos: La Madonna de Foligno, La Madonna del jilguero, La bella Jardinera, La Madonna Sixtina, La Madonna de la silla..., etc. Con estas imágenes consiguió el punto máximo de la humanización de las imágenes de culto y la plasmación de su peculiar e inconfundible estilo que representa el culmén de la pintura renacentista por su: proporción, equilibrio, simetría, profundidad y belleza idealizada.

Estas imágenes fueron muy del gusto del público y fueron muy difundidas a través del grabado.

Para ampliar información sobre esta madonna y los últimos hallazgos que se han descubierto en ella, visita este enlace:
http://www.abc.es/20110105/cultura-arte/abcp-nuevos-hallazgos-madonna-gran-20110105.html

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