Actualmente destruído, era uno de los edificios más importantes de la Roma antigua, y estaba situado en la Vía Sacra. Albergaba el fuego sagrado, protegido y cuidado por las vestales, que si se apagaba, según la tradición, caería una gran maldición sobre la ciudad.
Se trata de uno de los edificios más elegantes, heredero de los tholoi griegos, con 20 columnas corintias y un techo abierto en su centro para permitir la salida de humo.
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