
Un complemento a las clases de Historia del Arte del IES Murgi, de El Ejido (Almería).
martes, 21 de septiembre de 2010
Naveta dels Tudons (2000 a. C.)

El nombre naveta, es utilizado para denominar a una construcción funeraria que presenta igualmente forma de nave invertida, con una fachada plana o ligeramente cóncava en la que se abre la puerta y el lado contrario absidal. El acceso al interior suele hacerse a través de un rudimentario y breve corredor que traslada hasta la cámara sepulcral, de forma alargada y cubierta por lo general con grandes losas planas. En algunos casos las navetas poseen dos plantas, una situada al nivel del suelo exterior y otra superior a la que se asciende por un orificio abierto en el techo de la más baja. Las paredes laterales suelen tender a la aproximación de hiladas para facilitar la cubierta reduciendo la luz.
Algunas de estas construcciones, con planta todavía oval, recuerdan a los sepulcros megalíticos y mantienen en casos el acceso a través de una losa perforada. Construcciones como la de Els Tudons se levantaron utilizando bloques muy bien cortados y de dimensiones notables.
Las navetas son osarios colectivos, donde se disponen sin orden aparente restos de inhumaciones en notable número. La naveta de Els Tudons contenía, por ejemplo, en su cámara inferior ya parcialmente expoliada, más de un centenar de individuos. La datación de estos mausoleos, probablemente enterramientos secundarios, ha sido objeto de múltiple controversia.
Las navetas de enterramiento están situadas generalmente a una cierta distancia de las aldeas. Da la sensación de que cada grupo reducido de familias utiliza durante determinado tiempo una misma naveta de enterramiento, lo que constituiría buena prueba de la existencia de nexos parentales fuertes. El carácter de obra colectiva es indiscutible.
El acceso se hace por un pasillo adintelado abierto al oeste y cabecera absidal al lado contrario. Al interior presenta doble cámara, una superpuesta a la otra, cubiertas ambas por losas planas embutidas en los muros. Albergó más de un centenar de muertos.
El Talayot de Torelló (2000 a.C.)

Dolmen de Dombate (2500 a.C.)

http://dolmenes.blogspot.com/
http://megalitos.arqueoloxico.com/
Cueva de Menga


El nombre de megalítico hace referencia a una arquitectura de grandes piedras toscamente desbastadas y se aplica a diversas categorías de estructuras funerarias y a otros monumentos de finalidad más discutida (menhires, alineaciones, cromlechs...), interpretados siempre en términos religiosos.
La utilización de estas estructuras para enterramientos múltiples, así como la monumentalidad, son las características comunes a todas estas obras.
La construcción de uno de estos monumentos requiere algún tiempo y la colaboración de un cierto número de personas, siempre en función de su magnitud.
La cubrición del conjunto con las tierras del túmulo ocultarán a los ojos de los vivos el exterior del monumento, debidamente preparado para permitir las sucesivas inhumaciones, de acuerdo a las circunstancias. En la actualidad rara vez está conservado el túmulo, pero este elemento es consustancial a estas construcciones, unificadas externamente por su aspecto específico y valor simbólico del espacio consagrado al emplazamiento de la tumba, a veces marcado con la presencia de betilos, pequeñas columnas troncocónicas carentes de decoración y más raramente con auténticas estelas a modo de señalizaciones o hitos funerarios.
La cueva de Menga responde al tipo de tumba de corredor, con un pasillo de acceso, normalmente más bajo que el resto y también adintelado. En el caso de que se trate de un tholos, se construye con aparejo de mampostería en seco y la cubrición se cierra por aproximación de hiladas. En ocasiones se recurre a una solución mixta combinando ortostatos y mampostería.
Su planta es trapezoidal, sin diferenciación neta entre cámara y corredor. La cubrición es adintelada y según la anchura se colocan pilares intermedios que sirven de sostén.
La investigación ha puesto de manifiesto que la construcción de estas tumbas está ritualizada y las inhumaciones sometidas a una intensa manipulación de los cadáveres, lo que lleva a suponer que, en muchos casos, se trata de enterramientos secundarios después de haber practicado la descamación e incluso de haber coloreado de rojo los huesos.
Este tipo de tumbas, sea en la puerta de entrada o en el interior de las paredes, se complementan con la decoración, desde el simple teñido de rojo hasta una recubrición de yeso, soporte de complicados dibujos geométricos (rojo, negro, blanco, amarillento...), simulando una especie de tapiz, pasando por grabados lineales más o menos profundos representando motivos solares, líneas onduladas, signos curvilíneos e incluso figuras humanas...
En casos más excepcionales, se reconocen al exterior de las piedras desnudas dibujos comparables a la pintura rupestre, sin que quede claro hasta qué punto son sincrónicos a la construcción del monumento o han sido ejecutados con posterioridad, una vez desmoronado el túmulo.
Para ampliar información sobre el megalitismo en España, pulsad en este enlace:
http://antropos.galeon.com/html/MEGALITICO.htm
Stonenhenge (3000- 1750 a. C.)


El santuario de Stonehenge se levanta en el paisaje de Wessex como un reto hacia una fuerza sobrehumana. Sólo un incentivo religioso pudo motivar tamaña empresa comunitaria. Y sólo la existencia de una élite dirigente puede explicar que este proyecto se llevara a la práctica. La obra se realizó en diferentes etapas que van desde mediados del III milenio hasta mediados del milenio siguiente.
En el lugar exacto, y único en muchas millas a la redonda, de Stonehenge, la luna llena se coloca exactamente perpendicular a la salida del sol en el solsticio de verano (próximo al 21 de junio). Precisamente es el solsticio de verano el fenómeno natural sobre el que gira la concepción y planificación del monumento. Muy pronto, tras la delimitación del foso circular y del bancal situado a su costado interno, Stonehenge dispuso de las cuatro piedras de las estaciones que, colocadas en las esquinas de un rectángulo perfectamente trazado, delimitan un ángulo recto exacto, al coincidir con la línea del amanecer en el día del solsticio de verano. Así se planteó a mediados del III milenio a. C.
Llegada una fecha en torno al 1750 a. C. (según las últimas dataciones del carbono 14), Stonehenge atravesó por una decisiva remodelación, que básicamente consistió en una ligera reorientación del círculo con objeto de exaltar mejor el acontecimiento del cosmos al que estaba dedicado. Se amplió la entrada y se prolongó en una avenida que recogiera la piedra tope (heel stone). En el centro se procedió al levantamiento de un doble círculo de monolitos de arenisca azulada traídos desde el sur de Gales. Cuando este proyecto del interior estaba en fase avanzada se decidió repentinamente suspenderlo. Las piedras de tal clase y de tal porte se retiraron.
Sin excesiva demora, Stonehenge fue renovado (hacia el 1720). Esta vez, el monumento tomó una última configuración, si bien la definitiva costaría otras dos remodelaciones. Stonehenge entra en el período III con la erección, en el sitio de los monolitos retirados, de un nuevo círculo de gigantescas piedras (treinta de veinticinco toneladas cada una), de arenisca local, enlazadas con dinteles (de cinco toneladas) trabados entre sí mediante junturas de espiga y mortaja. Dicho círculo megalítico encerraba en su interior cinco unidades de tres piedras (trilitos), dos soportes y un dintel que formaban un arco de herradura en planta.
Así reconstruido, Stonehenge fue objeto de nuevos trabajos de remodelación. El período III b fue esencialmente un tiempo de engrandecimiento y revestimiento del monumento. Se recuperaron al menos veinte de los monolitos de arenisca azulada desechados en la fase anterior, y se alzaron en el interior del espacio delimitados por los trilitos. Complementariamente se cavaron dos círculos concéntricos de hoyos que alojaron otros tantos postes (presumiblemente de piedra) en la periferia del núcleo monumental. Pero, nuevamente, este proyecto no llegó a acabarse nunca.
A la postre, acaeció la renovación final en Stonehenge. Ello supuso, otra vez, un soberbio esfuerzo de carga y descarga. El núcleo central de la construcción quedó libre de las piedras de arenisca azulada que últimamente se habían colocado allí. En compensación, sin embargo, dichas piedras se recogieron en un círculo entre los trilitos que forman un arco de herradura y el círculo, hasta aquí inamovible, de los monolitos de arenisca local. El eje visual del conjunto lo formaría una línea que desde la avenida de la entrada terminaría en un imponente bloque de arenisca azulada que se levantó en esta fase final a la cabecera del marco de los trilitos.
Stonehenge supone un mito universal. Se trata de una construcción que no por conocida ha dejado de fascinar a prehistoriadores, a antropólogos, o a cualquier curioso del pasado de la Humanidad. Stonehenge ofrece al viajero una obra arquitectónica descomunal, pero, sobre todo, le brinda la oportunidad de reflexionar sobre el esfuerzo del hombre del II milenio a. C. En este punto del Universo por medir la secuencia periódica de las estaciones del año.
Alineamiento de Carnac (3000 a. C.)
