Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C), fue un genio político de primera magnitud, que logró salir triunfante de las guerras civiles del segundo triunvirato, con lo cual consolidó su prestigio. Tras acumular diversos cargos, en el año 13 a.C. recibió de manos del Senado el imperium (poder militar) sobre la ciudad de Roma. Tres años más tarde era proclamado pater patriae.
Podemos apreciar en sus retratos oficiales esta acumulación de poder y cargos, (e este caso, Pontifex Maximus o sacerdote supremo), así como el realismo del retrato romano, que en este caso refleja con firmeza la fuerte personalidad del representado, auqnue haya algo de idealización de los rasgos físicos, por su semblante serio y clásico, así como influencia griega en el tratamiento de las telas (Fidias, técnica de los paños mojados).
Con estas esculturas de Augusto vemos, al mismo tiempo, la imagen de la persona y la del poder que simboliza para gloria de Roma y de su emperador.
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