viernes, 28 de enero de 2011

San Isidoro de León: Puertas del Cordero y del Perdón




La Colegiata de San Isidoro, en León, se encuentra en el camino de Santiago y es un ejemplo notable de arquitectura románica. En los lados norte y sur presenta dos portadas muy interesantes: la del Cordero y la del Perdón.


PUERTA DEL CORDERO:


Esculpido en mármol blanco representa el sacrificio de Isaac con el cordero místico sujeto por dos ángeles y a ambos lados otros dos ángeles portadores de los símbolos de la pasión de Cristo. En la Hispania mozárabe era muy común representar esta escena en lugar de la de Cristo crucificado. A la derecha se observa a Sara en la puerta de la tienda y los dos sirvientes que tomó Abraham, uno montado a caballo y otro que se descalza respetuosamente porque va a pisar un lugar sagrado.
Abraham también descalzo escucha la voz que llega del cielo, simbolizada en la "Dextera Domini". El cordero del sacrificio está en un matorral y detrás de él un ángel que habla.
Es una representación que concuerda con el texto del Génesis, exceptuando la figura de Sara. En el lado izquierdo hay otras dos figuras del Génesis: Ismael, representado como tirador de arco, y su madre Agar.


PUERTA DEL PERDÓN:


Atribuida al Maestro Esteban, recibe este nombre por servir de entrada a los peregrinos que se dirigían a Santiago.

Tiene una organización arquitectónica simple con abocinados y con arcos de rosca. Las arquivoltas no tienen decoración, excepto la última que está decorada con taqueado jaqués.

En el tímpano aparece una decoración fragmentada. Lo normal es que desarrolle una escena pero esta tiene varias, como si fueran viñetas separadas pero todas relacionadas con la pasión de Jesucristo, además no son uniformes. Esta forma se reproducirá más tarde en la Puerta de Platerías de Santiago de Compostela. Se recogen tres escenas: El descendimiento (centro), las tres Marías en el sepulcro (derecha) y la Ascensión (izquierda).
De esta portada destaca su tímpano semicircular esculpido con tres escenas concatenadas entre sí: Descendimiento (centro), sepulcro vacío (dcha.), la ascensión de Jesús a los cielos (izda.). Se puede fechar a mediados el XII. En la escena del descendimiento, un personaje con largas tenazas está retirando el clavo de la mano izquierda de Cristo, mientras que la Virgen y San Juan sujetan el brazo liberado y su cuerpo. A ambos lados de la cruz, ángeles con el turiferario (incensario) ocupan el espacio. A la derecha, en orden cronológico, están las santas mujeres que acuden al sepulcro llevando ungüentos. Un ángel muestra el sepulcro vacío: Cristo ha resucitado. A nuestra izquierda está la ascención de Cristo a los cielos. En la periferia del arco del tímpano se lle la leyenda: ASCENDO AD PATREM MEVM... Dos ángeles soportan a Cristo, que apoya sus pies en las rodillas interiores de ambos. El rostro de Cristo, con el nimbo crucífero, se vuelve hacia lo alto. Se aprecian algunas características propias de la escultura románica, como la serenidad y el hieratismo de las figuras; la adaptación al marco en las alas del ángel de la derecha; etc. No hay que olvidar la importancia de esta escultura monumental en los edificios románicos, como forma de instrucción para los fieles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una pregunta para un trabajo,¿Expresan realismo?