Si desde Padua nos trasladamos a Venecia, podremos admirar allí el retrato ecuestre de Bartolomeo Colleoni, realizado por Andrea Verrochio (1435-1488) a partir de 1479 y que, por la muerte del artista, debió finalizar su discípulo Alessandro Leopardi, cumpliendo así un encargo de la República de Venecia, como había ocurrido también en el caso de la escultura anterior. Pero en esta ocasión las características son bastante diferentes. Frente al aire pausado del Gattamelata, el Colleoni rebosa dinamismo: su cuerpo está levemente girado y su propia actitud, así como los rasgos de su rostro, rebosan energía. El carácter militar del personaje se ve reforzado por el casco que cubre su cabeza; el pecho henchido, cubierto por una armadura sin decoración, refuerza la actitud. Por su parte, el caballo del guerrero levanta su cuarto delantero izquierdo al aire, sin apoyo alguno, continuando la actitud de movimiento y dinamismo que rebosa la obra.
Un complemento a las clases de Historia del Arte del IES Murgi, de El Ejido (Almería).
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