Un complemento a las clases de Historia del Arte del IES Murgi, de El Ejido (Almería).
miércoles, 22 de diciembre de 2010
ANUNCIO CONCURSO
Por eso he pensado hacer un concurso de fotos de Granada/Alhambra para el día que vayamos allí. Podéis hacer cuantas fotos queráis, claro, pero sólo presentarme como máximo 3 cada alumno, y puede ser tanto en formato digital (y pueden estar tratadas o retocadas) como en papel fotográfico.
La mejor foto tendrá un premio de 1 punto más en la 2º evaluación, y creedme, va a ser dura y lo vais a necesitar.
¡Suerte, Little Flickers!
sábado, 18 de diciembre de 2010
Portada de San Pedro de Moissac, 1120-1135
La escultura románica se desarrolla principalmente en los espacios que le proporciona la arquitectura, de la que será su principal soporte ornamental y a la que se adapta de forma estricta. Esculturas en relieve la mayoría, que beben de influencias romanas en muchas ocasiones y que siguen un criterio de densidad figurativa que frecuentemente deriva en motivos de horror vacuii. Se advierte especialmente este planteamiento escultórico en las portadas de las iglesias románicas, en las que se imponen las normas que definen el estilo: adaptación formal al marco arquitectónico; contenido religioso; soluciones plásticas características, tendentes al expresionismo muy poco naturalista; y distribución de las imágenes de forma abigarrada que hemos dado en llamar en horror al vacío.
domingo, 5 de diciembre de 2010
PREGUNTAS, DUDAS, SINVIVIRES...
domingo, 28 de noviembre de 2010
Generalife, periodo nazarí, siglo XIV
El Generalife es la villa con jardines utilizada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en la ciudad andaluza de Granada, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la Alhambra.
El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat al-Arif como Huerta del Arquitecto, aunque pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes hispano-árabes. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La Alhambra, periodo nazarí, siglo XIV
La última dinastía musulmana que persevera en suelo peninsular será la nazarí o nasrí, nacida de la proclamación como sultán de Muhammad I en 1232, en la ciudad de Arjona (Jaén). Un pacto con Castilla en 1246 permitirá la permanencia pacífica de esta dinastía hasta 1492.
De inmediato la nueva dinastía establece la capital en Granada, concretamente en 1237 y un año después se funda la ciudad palatina de La Alhambra, sin duda el mejor ejemplo del esplendor alcanzado por el arte nazarí. En éste hay que distinguir, no obstante, dos tipos de arquitectura: la funcional, propia de edificios menores y caracterizada por su mayor austeridad; y la de carácter suntuoso, con una mayor vocación ornamental o decorativa, propia de las construcciones palatinas, caracterizadas por sus revestimientos de mármol, zócalos alicatados, yesos labrados, techumbres de madera y un virtuosismo decorativo de filigrana donde se integran perfectamente motivos de lacería, ataurique y caligráficos. Otros elementos característicos, serían las columnitas de finísimos fustes, los capiteles delicados de mocárabes, los arcos angrelados y de mocárabes, las cúpulas de mocárabes, etc.
En el arte nazarita, como ya había ocurrido en el de Taifas, prevalece la arquitectura civil sobre la religiosa, encontrando en el amplio complejo palacial de la Alhambra su manifestación más elocuente.
La Alhambra se construye junto al río Darro y frente al Albaicín, sobre una colina rojiza que dará nombre al conjunto, conociéndose por ello con el nombre de Al Qalat Ahmra o “Fortaleza roja”. Está constutida por una fortaleza o alcazaba que protege la ciudad desde su vértice angulado y una serie continuada de palacios cuya construcción va sucediéndose en el tiempo: primero se construye el Generalife, que no se halla dentro del recinto palacial de la Alhambra porque se encuentra fuera de su circuito defensivo y al otro lado de la muralla. Lógico si tenemos en cuenta que se concibe como una residencia de recreo que buscaba el alejamiento del espacio militar, función original del primer recinto de la Alhambra.
Algún tiempo después se construye el primer palacio dentro del recinto amurallado, El Partal, que no obstante mantiene su función de esparcimiento y recreo.
Pero será durante el S. XIV cuando la edilcia palatina de la Alhambra alcance todo su esplendor, bajo el mecenazgo precisamente de dos de sus sultanes más activos: Yusuf I, que inicia el Palacio de Comares, y Muhammad V, que completa la obra del anterior y construye el Palacio de los Leones, completando un conjunto palacial que se ha dado en llamar la Casa Real Vieja.
De todos ellos probablemente sea el Palacio de los Leones el más completo en el desarrollo pleno de todos los recursos arquitectónicos y ornamentales del arte nazarita. Como tal palacio musulmán sigue una estructura habitual de patio abierto central, que sirve como distribuidor de las estancias principales que se reparten entre sus cuatro lados. El agua conserva su protagonismo como elemento dinamizador del espacio abierto, en este caso por medio de la famosa fuente de los leones que da nombre al conjunto palacial.
Hasta no hace mucho tiempo se pensaba que el Palacio de Comares y el de los Leones tenían una funcionalidad complementaria y que si aquél asumía el papel de sede oficial del sultanato, el de los Leones serviría como residencia privada o de recreo. Pero no es así, el de los Leones es un palacio indepeniente, de tal modo que la intención de Muhammad V al construirlo sería la de levantar una réplica al Palacio de su padre, colocando su trono en el llamado Mirador de Lindaraja y estableciendo su despacho en la llamada Sala de las dos hermanas.
Su construcción data del primer periodo del reinado del propio Muhammad V entre 1354 y 1359, porque cuando vuelve al trono en 1362, el Palacio sirve de marco a las fiestas de su nueva entronización.
El patio dispone una estructura cruciforme, con dos templetes en los lados menores que avanzan hacia el patio, de tal forma que la interrelación espacial es plena, no distinguiéndose fácilmente cuándo empieza el jardín y cuando acaba la edificiación. Otra peculiaridad es que en los cuatro lados del patio se abren pórticos, a base de arquerías sobre columnas de mármol, de aspecto muy frágil. Éstas se distribuyen exentas o agrupadas en grupos de dos o de tres, lo que otorga al conjunto unos ritmos arquitectónico muy variados.
Los capiteles responden al mismo esquema ornamental que en el Palacio de Comares, siendo igualmente de dos tipos, o de ataurique, de hojas de acanto muy estilizadas, o de mocárabes. Los arcos actúan como pantallas visuales, siendo o bien igualmente de mocárabes, o festoneados.
La decoración es profusa con una clara intención de horror vacuii, de azulejos en los zócalos, y encima yeso y madera, que reproducen todo un repertorio infinito de temas epigráficos, atauriques y lacerías.
En cuanto a la fuente propiamente dicha está formada por doce leones en pie colocados circularmente, que pertenecieron a un palacio de S. XI, y que en su día quisieron rememorar la vieja fuente del antiguo Palacio de Salomón, que al parecer era muy similar. La taza superior, ya fue mandada labrar por Muhammad V en el contexto general de las obras de nuevo Palacio de Los Leones.
Alrededor del Patio se disponen como es habitual el resto de las estancias palaciegas: En el lado Norte, la Sala de las dos Hermanas; al sur la Sala de los Abencerrajes; y en los lados mayores, al oeste, la Sala de los Mocárabes, y al este la Sala de los Reyes.
En el lado Norte, en uno de los lados mayores del Palacio se dispone como decimos la Sala de las dos Hermanas, así llamada ya en un poema de Ibn al-Jatib fechable a mediados del S. XIV. No es por tanto como se pensó durante mucho tiempo, un nombre moderno que derive de la disposición en la sala de dos grandes losas de mármol, gemelas, que adornan a los lados la fuente central de la estancia. La verdadera función de la Sala de las dos Hermanas era la de Mexuar de Muhammad V. Al fondo del mismo, el Mirador de Lindaraja o de Daraxa, haría las veces de Salón del Trono, muy similar al que Yusuf I abría en el Salón del Trono de Palacio de Comares. La sala presenta planta cuadrada cubierta con una espectacular cúpula octogonal de mocárabes, apoyada sobre trompas.
En la parte sur del Palacio, se localiza la Sala de los Abencerrajes, llamada así porque en este lugar fue decapitado el Jefe de la familia del mismo nombre, por orden del sultán Muhamadd IX, que por cierto, más tarde correría la misma suerte en este mismo lugar. La habitación se utilizaba en su planta baja para organizar los festines de la época invernal, disponiéndose los comensales en las dos alcobas laterales, que están separadas de la estancia central por arcos gemelos. La parte alta de la estancia se acondicionó como vivienda privada.También esta Sala se cubre con una cúpula de mocárabes sobre trompas y tambor de planta estrellada.
En uno de los lados menores del Palacio y en concreto en su parte occidental, se abre la Sala de los Mocárabes, que servía de vestíbulo de entrada y cuya cúpula de mocárabes que daba nombre a la Sala, quedó destruída por la explosión de un polvorín cercano en 1590, siendo sustituída en la época de Felipe IV por el actual techo barroco de escayola.
Finalmente, en el otro lado menor, en su parte oriental, se abre la famosa Sala de los Reyes, estancia ideada para los banquetes de verano al estar directamente abierta al patio central a modo de estancia porticada. Su planta rectangular se divide en siete tramos cuadrados y rectangulares alternativamente, divididos por arcos atajos de mocárabes. Los tramos rectangulares, más sombríos, abren al fondo unas alacenas cuadradas donde se prepararían los manjares para los festines. A su vez, los tramos cuadrados mucho más luminosos al dar paso directamente al patio, abren al fondo alcobas rectangulares para solaz de los invitados.
Presenta una curiosa decoración pintada, de influencia cristiana, al igual que puede observarse decoración mudéjar en los propios arcos atajos. Todo ello consecuencia del intenso intercambio artístico y cultural que se produce entre ambos reinos, y que es producto a su vez de la estrecha amistad que unió las personas de Pedro I de Castilla y Muhammad V.
Finalmente, un breve video sobre este conjunto monumental:
Torre del Oro, Sevilla, periodo almohade, 1220-1221
- El tercer cuerpo de la torre es de planta circular y está constituido por una linterna cilíndrica con óculos de forma oval y rematada en una cúpula semicircular que se cubre con azulejos dorados. Este cuerpo no es obra musulmana y fue añadido a la torre en 1760.Existe una teoría (no comprobada documentalmente) de que la Torre del Oro presente una planta dodecagonal (nada común en la arquitectura islámica) por ser una interpreatción musulmana del tema clásico de la "torre de los vientos", lo que explicaría sus doce lados, orientados cada uno de ellos a un viento diferente.
Giralda, Sevilla, periodo almohade, siglo XII
Gracias a estos textos del cronista almohade Ibn Sahib al-Sala, que forman parte de su obra "al-Mann bil-Imamah" (un manuscrito hallado por fortuna en 1930 en una biblioteca de la Universidad de Oxford) conocemos los nombres de los dos arquitectos que participaron en la construcción de la torre que es casi desde aquella época símbolo universal de la ciudad de Sevilla. Amhad ben Baso inició las obras de la mezquita aljama y, más tarde, de las primeras hiladas del alminar y Alí de Gomara remató la torre. Así pues, desde la colocación de las "primeras piedras" hacia 1184 hasta la finalización de la torre, en 1198, habían pasado sólo catorce años.
De esta grandiosa obra sorprende la sustitución de la piedra (que sólo alcanza unos dos ms. de altura a partir del suelo) por el ladrillo. Al parecer ello da a la torre más estabilidad frente a terremotos, al tiempo que reduce los riesgos de humedades por capilaridad del suelo. Pero hay muchas más sorpresas en la Giralda. De un lado, su propia concepción, característica de los alminares almohades: sigue el modelo de "torre dentro de la torre", al estar compuesta por dos cuerpos que se unen entre sí mediante una serie de 35 rampas, que viene a sustituir a la habitual escalera y hace el ascenso más cómodo y amplio. Una serie de vanos abiertos al exterior, resueltos en distintos tipos de arcos, proporciona luz natural en la subida; además, el cuerpo interior aloja siete cámaras que se superponen en altura. Pero la más hermosa de las sorpresas de la Giralda quizás sea los cuatro tableros de paños de sebka que aparecen en cada uno de sus cuatro lados a partir de media altura y que contribuyen a estilizar más aún, si cabe, la figura de la torre. Sobre ellos corre una arquería de arcos ciegos entrecruzados que generan otra sebka extendida de lado a lado de la torre.
Hasta aquí hemos descrito la parte visible del alminar almohade. El prisma superior quedó literalmente embutido en la reforma que se efectuó en la torre a partir de 1560, en pleno Renacimiento, según las trazas del arquitecto Hernán Ruiz, maestro mayor de la catedral, y que implicó también la colocación de balcones en los huecos de la parte inferior. Reforma que quedó completada con la colocación de la veleta o Giraldillo en 1568 y que dio a la Giralda su configuración actual.
Palacio de Medina Azahara, Córdoba, siglo X
Mezquita de Córdoba, siglos VIII-X
Y una visita virtual:
http://cvc.cervantes.es/actcult/mezquita_cordoba/indice.htm
Mezquita de Kairouán, Túnez, 836
En Ifriqiya, territorio integrado por el actual Túnez y parte oriental de Argelia, se constituye a comienzos del S. IX un emirato independiente, el denominado Aglabí. Coincidiendo con la fundación de la ciudad de Qayrawan o Kairouan se levanta el monumento capital de este periodo y del arte aglabí: la Gran mezquita de Sidi Uqba.
Es esta primera mezquita la levantada por Uqba ibn Nafi, de ahí su nombre original, si bien la posterior destrucción que sufre a manos de los bereberes obliga a nuevas reconstrucciones y ampliaciones. Ninguna será tan importante como la última, que se produce por inciativa del emir Ziyadat Allah, en el 836, coincidiendo con el esplendor del nuevo emirato. Con todo aún no estaba definitivamente terminada al final de esta obra, añadiéndose una cúpula y tres tramos más del haram en el 862, y otros tres tramos más hacia el patio en 875, en un proceso de ampliaciones y obras que presenta alguna similitud con el caso de la Mezquita de Córdoba, edificio que recoge también algunos otros elementos formales que le servirán de inspiración, como la planta en forma de “T” en el centro del haram.
La mezquita cuenta por tanto con una planta rectangular, que se encuentra rodeada por un recinto amurallado, robustecido por contrafuertes exteriores que afianzan la muralla.
El haram presenta dos grandes naves que destacan sobre las demás por su anchura y altura: la nave central, que es perpendicular al muro de la kibla y emboca al mihrab, y otra paralela al propio muro de la Kibla, configurando así una característica planta en forma de “T”. El resto de la sala de oraciones se completa con un bosque de columnas distribuidas en 17 naves perpendiculares a la kibla, de ocho tramos en total. De esta forma se mantiene la tipología de sala hipóstila, con las naves perpendiculares al muro de la kibla, como es habitual.
Su sistema de soportes vuelve a recuperar modelos omeyas, al disponer columnas y capiteles de tradición clásica reutilizados, y sobre ellos un fragmento de pilar (en realidad una imposta a modo de cimacio) que sirve principalmente para ganar altura. Sobre ambos soportes, arcos de herradura. Todo el sistema, demasiado frágil para su altura, se entiba arriostrando las arquerías por medio de tirantes de madera empotrados en los cimacios. El total de soportes que se levanta en esta sala de oraciones completa la sensación de “bosque de columnas” que produce su concepción espacial, aunque no por ello deja de resultar una sala espectacular, sobre todo por sus columnas de pórfido rojo y de granito azul, similares a las que soportan las cubiertas de los riwaqs exteriores
Como hemos indicado, más adelante, ya en tiempos de Ibrahim I se volteó una cúpula sobre el espacio que se encuentra delante el mihrab, apoyada sobre trompas y decorada con gallones.
Por su parte, Ibrahim II levantó una segunda cúpula al comienzo de la nave central, potenciando de esta forma la planta general en forma de “T”. También en su época se amplió el haram en dos tramos más.
Alrededor del mihrab se concentra la decoración de mayor relevancia de esta mezquita: se conserva decoración cerámica de reflejo metálico; revestimientos de mármol con relieves incisos muy planos de motivos vegetales, e incluso restos de pintura sobre el cuarto de esfera del mihrab, que retoman temas vegetales de roleos y hojas de vid. Junto al mihrab se yergue el mimbar del S. IX, el más antiguo del mundo islámico, confeccionado a base de madera de teca.
El patio o Sahn presenta pórticos o riwaqs, sostenidos por columnas de pórfido y granito, reaprovechadas de los restos constructivos de la antigua Cartago. También al exterior se levanta el alminar, de planta cuadrada y tres cuerpos en altura, situado simiétricamente en el centro del muro exterior que se halla enfrente de la entrada al haram.
En conjunto la mezquita de Qayrawan constituye uno de los edificios más importantes de este periodo, por su enorme influjo sobre una amplia zona. Resulta un edificio singular y por ello de una enorme personalidad, si bien se dejan entrever sus complejas influencias: por un lado la de tradición omeya, que vendría dada por su alminar cuadrado; la piedra sillar utilizada como aparejo; el sistema de soportes; algunos elementos ornamentales y en general su concepción espacial, diáfana y abierta. Pero no falta tampoco el influjo abbasi, manifiestado en la planta en forma de “T”, que ya se había utilizado en la ampliación de la Mezquita de Al Aqsa (Jerusalén), y que volverá a utilizarse en la ampliación del haram de Halkam II de la Mezquita de Córdoba, así como en la utilización de cúpulas sobre trompas y en la decoración de cerámica de reflejo dorado.
Cúpula de la Roca, Jerúsalén, 687-691
La Cúpula de la Roca es uno de los edificios sagrados del Islam. Se halla situada en la llamada Explanada de las Mezquitas (Haram al-Sharif) de la ciudad sagrada de Jerusalén, aunque también coincide con el lugar en el que se centraba el Templo de Salomón. No es de extrañar por ello que resulte un lugar especialmente conflictivo para la convivencia en la misma ciudad de judíos y musulmanes. Se la conoce también como Mezquita de Umar (aunque no se trate propiamente de una mezquita), en honor a Umar (segundo califa del Islam después de Abu Bakr, a su vez sucesor de Mahoma a su muerte), pues rezó justamente en este lugar después de la conquista de Jerusalén por los musulmanes.
La obra no obstante se levanta en tiempos de Abd al Malik, como una forma de afirmación propagandística en plena Jerusalén del poder del Islam sobre las otras religiones del Libro, así como principalmente como un lugar de conmemoración de la ascensión de Mahoma a los cielos, que se produce desde la Roca que se venera en el centro del edificio y en la que la tradición considera que aún se halla la huella de un pie del profeta. Estamos por tanto en una primera fase de la formación del imperio islámico y por ello la Mezquita de la Roca es el monumento más antiguo del Islam, razón que también contribuye a su especial veneración.
El lugar por tanto acumula numerosos simbolismos religiosos de un enorme alcance espiritual, aunque también propagandístico pues como hemos dicho coincide en el mismo solar la veneración musulmana junto a la judía, que aparte de localizar allí su templo más emblemático, era también el punto en el que Abraham afrontó el sacrificio fallido de Isaac. Sin olvidar que la Cúpula de la Roca también está próxima a la Iglesia del Santo Sepulcro, donde la tradición cristiana sitúa la sepultura de Cristo.
Por todas estas razones la construcción del edificio asume un carácter esencialmente conmemorativo, lo que explica su solución arquitectónica, a la que habría que añadir el enorme alcance de la influencia bizantina sobre el balbuciente arte del Islam de aquellos primeros momentos, de ahí el diseño de un edificio de planta centralizada, al modo de los martyrium paleocristianos y bizantinos. De hecho la Cúpula de la Roca es fácil de emparentar con otras construcciones similares como el Santo Sepulcro de Jerusalén o San Vital de Rávena, y es más que probable que fuera obra de un arquitecto bizantino.
Consta de una planta octogonal, con cuatro puertas abiertas a cada uno de los puntos cardinales. Alrededor de la roca sagrada de disponen dos anillos o círculos de soportes, que alternan pilares y columnas. El primer anillo rodea la Roca y el segundo abre a través de su arquería un doble deambulatorio, que tendría una función procesional. Remata el conjunto una cúpula formada por un doble casquete de madera, que alcanza los 54 m. de diámetro y los 36 m. de altura en su clave, y que se recubre al exterior por planchas de cobre de un efecto lumínico rutilante. Se sostiene gracias al doble sistema de apoyos de los dos deambulatorios, de tal forma que apea directamente sobre el primer círculo de soportes (16 arcos, que vienen a recaer sobre 4 pilares y 12 columnas), y contrarresta su peso hacia el exterior por medio del segundo círculo de apoyos (24 arcos que reposan en 8 pilares y 16 columnas).
En cuanto al revestimiento mural exterior es realmente espectacular, advirtiéndose de nuevo la influencia bizantina, en la técnica y la temática: se utilizan mosaicos de cristal con fondo de oro, que sólo se conservan en las albanegas de los arcos y en la parte inferior del tambor de la cúpula. Los motivos son vegetales muy naturalistas, con representaciones de coronas votivas, diademas y joyas de clara raigambre bizantina (San Vital), a lo que se añade un largo friso epigráfico con la fecha de terminación del edificio (691) y textos coránicos. Sin olvidar el efecto decorativo y efectista de la cúpula, a la que ya hemos hecho alusión, que inicia la tradición islámica de utilizar los efectos de luz (en este caso los brillos de luz), no sólo como recurso ornamental, sino como efecto de desmaterialización arquitectónica, elemento éste imbricado en la tendencia arquitectónica musulmana de encubrir el trabajo del hombre cuando se trata de honrar a Alá.
Como complemento a esta construcción de carácter procesional y que por tanto recordamos que no es una mezquita, se construye junto a ella y por tanto en la misma explanada del antiguo templo de Salomón, la Mezquita de Al-Aqsa, levantada en tiempos de Al Walid, a principios del S. VIII (707-709), y cuya planta de sala hipóstila marca la tipología característica de las primeras grandes mezquitas del mundo islámico, como las de Córdoba o Qayrawan (Túnez).
Elementos de la arquitectura islámica
Capiteles de ataurique, de mocárabes y de avispero:
Decoración de ataurique:
Decoración de lacería:
Decoración epigráfica:
Para saber más, podéis visitar este enlace, con teoría sobre los elementos decorativos de la arquitectura musulmana:
http://clio.rediris.es/fichas/arteislam/islam1.htm