El nombre de megalítico hace referencia a una arquitectura de grandes piedras toscamente desbastadas y se aplica a diversas categorías de estructuras funerarias y a otros monumentos de finalidad más discutida (menhires, alineaciones, cromlechs...), interpretados siempre en términos religiosos.
La utilización de estas estructuras para enterramientos múltiples, así como la monumentalidad, son las características comunes a todas estas obras.
La construcción de uno de estos monumentos requiere algún tiempo y la colaboración de un cierto número de personas, siempre en función de su magnitud.
La cubrición del conjunto con las tierras del túmulo ocultarán a los ojos de los vivos el exterior del monumento, debidamente preparado para permitir las sucesivas inhumaciones, de acuerdo a las circunstancias. En la actualidad rara vez está conservado el túmulo, pero este elemento es consustancial a estas construcciones, unificadas externamente por su aspecto específico y valor simbólico del espacio consagrado al emplazamiento de la tumba, a veces marcado con la presencia de betilos, pequeñas columnas troncocónicas carentes de decoración y más raramente con auténticas estelas a modo de señalizaciones o hitos funerarios.
La cueva de Menga responde al tipo de tumba de corredor, con un pasillo de acceso, normalmente más bajo que el resto y también adintelado. En el caso de que se trate de un tholos, se construye con aparejo de mampostería en seco y la cubrición se cierra por aproximación de hiladas. En ocasiones se recurre a una solución mixta combinando ortostatos y mampostería.
Su planta es trapezoidal, sin diferenciación neta entre cámara y corredor. La cubrición es adintelada y según la anchura se colocan pilares intermedios que sirven de sostén.
La investigación ha puesto de manifiesto que la construcción de estas tumbas está ritualizada y las inhumaciones sometidas a una intensa manipulación de los cadáveres, lo que lleva a suponer que, en muchos casos, se trata de enterramientos secundarios después de haber practicado la descamación e incluso de haber coloreado de rojo los huesos.
Este tipo de tumbas, sea en la puerta de entrada o en el interior de las paredes, se complementan con la decoración, desde el simple teñido de rojo hasta una recubrición de yeso, soporte de complicados dibujos geométricos (rojo, negro, blanco, amarillento...), simulando una especie de tapiz, pasando por grabados lineales más o menos profundos representando motivos solares, líneas onduladas, signos curvilíneos e incluso figuras humanas...
En casos más excepcionales, se reconocen al exterior de las piedras desnudas dibujos comparables a la pintura rupestre, sin que quede claro hasta qué punto son sincrónicos a la construcción del monumento o han sido ejecutados con posterioridad, una vez desmoronado el túmulo.
Para ampliar información sobre el megalitismo en España, pulsad en este enlace:
http://antropos.galeon.com/html/MEGALITICO.htm
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