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sábado, 9 de abril de 2011

Bernini, David, 1623,-24





Bernini recurre de nuevo a un tema que venía siendo muy frecuente desde el Renacimiento (Donatello y Miguel Ángel). Donatello había recurrido a representar al héroe bíblico justo en la actitud de triunfo tras vences al gigante y Migue Ángel había preferido representarlo en el momento previo al combate, sin embargo, Bernini lo muestra en el acto mismo de arrojar la piedra. Frente al gigante bíblico de Miguel Ángel (1501-04), tenso por la misión que le ha sido ordenada por Dios y que, aun con temor, va a ejecutar; Bernini elegirá a un hombre adulto y vulgar, a un pastor que, en un instante, arrebatado por la ira, esgrime la honda contra su enemigo.

Es un imagen de gran movimiento contenido, en la que hasta los labios apretados transmiten la concentración y el esfuerzo. Frente a la idealización y la elegante figura juvenil de Donatello o frente a la mirada agresiva y atenta del de Miguel Ángel, el de Bernini muestra la tensión hasta en los mínimos detalles, como los pies contraidos sobre el borde del soporte para conseguir un mayor agarre. Toda la fuerza está enfocada hacia fuera, hacia Goliat, que actúa como el complemento necesario. Es como si la estatua crease un espacio cargado de energía entre él, David y su enemigo invisible.

Otras características barrocas que debemos tener en cuenta son la multiplicidad de puntos de vista y planos, la exageración en el movimiento, la preferencia por la composición en diagonal (que a su vez, acentúa esa sensación dinámica), la búsqueda de contrastes lumínicos, la expresividad e introspección psicológica yla importancia en el tratamiento de las calidades y texturas (el pelo, la piel...) .


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