En este óleo, como en la mayor parte de las Vírgenes de su periodo florentino, Rafael colocó las tres figuras( la Virgen María, el Niño y San Juanito) dentro de un dibujo geométrico. Aunque las posiciones de los tres cuerpos son naturales, juntos forman un triángulo prácticamente equilátero.
La Virgen sostiene un libro, lo que permite identificarla como Sedes Sapientiae («Asiento de la Sabiduría»). El jilguero es un símbolo de la futura muerte violenta de Cristo y cuando San Juan se lo ofrece a Cristo es como advertencia en relación con su futuro trágico.
En este cuadro la maestría de Rafael emula el sfumato de Leonardo da Vinci, cuando las figuras emergen de la oscuridaddel terreno, y con el tratamiento atmosférico del paisaje del fondo, que se pierde en las brumas del horizonte.
La composición piramidal o triangular era la más utilizada, tanto en pintura como en escultura, sobre todo en los grupos sagrados, en el Renacimiento, para transmitir una sensación de serenidad y calma, que es el ideal de la época.
Se añade un fondo de paisaje concebido únicamente como marco de las figuras, no como tema en sí de un cuadro. Es una obra maestra llena de vida y grazia, un homenaje a la infancia y la maternidad.nía y gracia. Es un canto a la infancia y a la maternidad.
Un complemento a las clases de Historia del Arte del IES Murgi, de El Ejido (Almería).
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