La obra fue un encargo del cardenal Julio de Médicis en 1516 para la catedral de San Justo en Narbona, Francia.
Después de la muerte prematura de Rafael en 1520, el cardenal retuvo la pintura en lugar de enviarla a Francia. Posteriormente la donó a la iglesia de San Pietro in Montorio de Bramante en Roma, pero fue robada por las tropas francesas y llevada a París en 1797, aunque en 1815 fue devuelta al Vaticano, donde se encuentra actualmente, recién restaurada.
Constituye un resumen de toda la evolución artística de Rafael. Inicialmente, la Transfiguración se había pensado de modo distinto: la primera idea era representar una teofanía o aparición de Dios, pero luego decide dividir la escena, adoptando una composición original.
Las dos partes narran episodios sucesivos del Evangelio de San Mateo:
La parte superior de la pintura muestra la transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor,con Cristo flotando enfrente de nubes suavemente iluminadas, perdiendo la materialidad para transformarse en Espíritu Santo entre los profetas Moisés y Elías, con quienes habla según el relato del evangelista Mateo. Debajo de él hay tres discípulos, en tierra, asustados.
En la parte inferior, Rafael representa a los apóstoles intentando, sin éxito, liberar a un niño poseído de los demonios o epiléptico. Son incapaces de curar al niño enfermo hasta la llegada de Jesucristo, recientemente transfigurado, quien lleva a cabo el milagro.La Transfiguración de Rafael constituye el comienzo de una nueva era, anticipando el Manierismo, como se evidencia en las posturas estilizadas y retorcidas de la parte inferior; pero también anticipa el Barroco, como se ve en la tensión dramática imbuida a tales figuras, y el fuerte uso del claroscuro, de ahí la enorme modernidad de esta obra.
En el nivel más simple, la pintura puede interpretarse como una representación de una dicotomía: arriba, el poder redentor de Cristo, abajo, las debilidades de los hombres. La zona celestial de Cristo redentor se caracteriza por la pureza y la simetría, con figuras menos táctiles y tratadas con colores más claros. En cambio, la zona inferior es una escena oscura, caótica, en la que hay fuertes acordes cromáticos.
Ambas partes, sin embargo, mantienen cierta relación gracias sobre todo a la pared rocosa en sombras. También hay figuras en la parte inferior que apuntan a la superior, con claras diagonales que llevan la mirada hacia arriba.
El filósofo Nietszche interpretó la pintura en su libro El nacimiento de la tragedia como una imagen del conflicto entre los princios apolíneos y dionisíacos, y antes, en el siglo XVI el biógrafo Vasari calificó ésta de la obra "más bella y divina de Rafael".
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