La arquitectura románica podemos considerarla el primer gran estilo internacional que se difunde ampliamente en el occidente europeo desde la caída del Imperio romano. A ello contribuye sin duda el poder que impone la Iglesia sobre toda la cristiandad y que lógicamente logra un efecto de potente homogeneidad artística y cultural en toda Europa. Por ello también hay que considerar la arquitectura románica como un fenómeno eminentemente religioso, que tendrá en el templo su manifestación más característica. Otros contextos históricos, como cierta estabilidad política a partir del año 1000, su consiguiente renacer económico, así como otros fenómenos colaterales, como la difusión de los caminos de peregrinación, contribuyen también a esta unidad artística.
La arquitectura románica, es la arquitectura de los monasterios, las iglesias y las primeras catedrales urbanas. Se trata por tanto de un modelo constructivo que busca prioritariamente rendir culto a Dios y reconstruir en un espacio cerrado la magia celestial y mística de un lugar sagrado, la casa de Dios, la Jerusalén Celeste. Por todo ello y porque también es una muestra del poder de la Iglesia como institución, es una arquitectura monumental, que recupera buena parte de los logros de la edilicia romana para reconquistar la grandeza de aquellas construcciones. Por ello, construye en piedra, en sillares bien pulidos y escuadrados; en medidas de amplias dimensiones, pero que nunca pierden de vista la medida de sus módulos de proporcionalidad; y sin temor a levantar grandes bóvedas de piedra.
En general, las iglesias románicas dibujan plantas con los ejes longitudinales muy marcados, de una o tres naves y cabeceras de ábsides semicirculares, que progresivamente irán introduciendo la girola en sus cabeceras, sobre todo en las iglesias acostadas en las proximidades de los caminos de peregrinación. Como hemos dicho voltean bóvedas, que habitualmente son bóvedas de cañón que se refuerzan con arcos fajones en cada uno de sus tramos. Sus soportes directos son pilares de sección cruciforme, si bien el verdadero soporte del peso de las bóvedas en las construcciones románicas lo ejercen los muros, muy gruesos y profundos y verdaderos apoyos tectónicos de toda la estructura. Por ello mismo estos muros se debilitan lo menos posible en su solidez, de ahí la estrechez de los ventanales que también suele caracterizar este estilo.
El conjunto es un espacio interior muy armonioso, normalmente decorado con grandes conjuntos murales, cuyos vivos colores, en medio de las luces tenues que entran por las ventanas y las tintineos indirectos de las antorchas que iluminarían el interior, creaban el ambiente de espiritualidad mística que reclamaba el templo.
El exterior por su parte suele ser sobrio y sencillo, sin más ornamento que el que le otorga la desnudez de los elementos arquitectónicos; algunos recursos decorativos singulares (modillones de rollo, decoración de tacos o bolas, baquetones, arquillos ciegos, etc); las torres elevadas, y el impacto indudable de su monumentalidad.
En España el desarrollo de la arquitectura románica es brillante, con numerosos ejemplos de una enorme importancia, de lo cual lógicamente tiene mucha culpa el protagonismo alcanzado en esos años por el Camino de Santiago. En Aragón, son muchos los ejemplos magníficos de la arquitectura románica, aunque sigue siendo una referencia universal la Catedral de Jaca, por las fechas tempranas de su construcción y por la influencia que adquirirá rápidamente su construcción sobre el resto del románico español y europeo.
Jaca se convierte en capital del reino de Aragón en el año 1054, durante el reinado de Ramiro I, y que algunos años después, reinando Sancho Ramírez, concretamente entre 1076-1077, se establece en la misma ciudad la sede del obispado. Hoy sabemos que las obras de la catedral coinciden con ese momento preciso, lo que parece solventar definitivamente la polémica en torno al origen de la Catedral, que D. Manuel Gómez Moreno establecía en una fecha excesivamente temprana de 1066.
Las obras en cualquier caso se adelantarían con rapidez, y así en 1094 se tienen noticias de la donación de la iglesia. De haberse retrasado más, tal vez la catedral no se hubiera acabado con su pureza de estilo porque a partir de 1096 con la conquista de Huesca, Jaca pasa a un segundo plano, y de hecho las bóvedas de cañón ideadas en principio para la catedral no llegaron ya a realizarse.
Estructuralmente la Catedral de Jaca presenta una planta basilical de tres naves; un crucero que no destaca en planta; y una cabecera triabsidial, hoy desvirtuada al desaparecer el ábside central original, derribado en el S. XVIII para situar el coro en su lugar.
En el crucero destaca un magnífico cimborrio octogonal con cúpula de arcos entrecruzados, apoyada sobre trompas y en cuyo arranque se advierte decoración de modillones de rollo. Tanto la utilización de arcos entrecruzados en la cúpula, como los modillones, delatan la herencia musulmana en la construcción de esta Catedral.
La cubierta de las naves estaba prevista que fuera de cañón, pero el proyecto se quedó en una simple cubierta de madera, sustituida en la actualidad por bóvedas de crucería estrellada ya del S. XVI. Los ábsides lógicamente se cubren con cuarto de esfera, mientras que el presbiterio y el crucero se cubren en cañón.
En cuanto a los soportes, emplea un sistema muy dinámico y de gran fuerza monumental a base de pilares y columnas alternados.
A los pies del templo se dispone un pórtico abovedado en dos tramos, cobijando una gran puerta monumental sobre la cual destaca el tímpano decorado con un famoso crismón trinitario de enorme influencia en la iconografía posterior. En la decoración exterior se utiliza todo un repertorio de elementos característicos en la arquitectura románica cuya función principal es dinamizar los muros: especialmente modillones de rollo y decoración de tacos, llamada a partir de aqui "ajedrezado jaqués". Incluso se añade un elemento singular que vuelve a evidenciar su sentido "clasicista" pues decorando los ábsides exteriores se tallan metopas entre los canecillos, que a su vez cuentan también con un amplio repertorio labrado de motivos historiados.
La importancia de la Catedral de Jaca se reafirma en una concepción espacial amplia y monumental y sobre todo en un trabajo escultórico de primer orden, con piezas realmente magníficas en cornisas y capiteles.
La influencia enorme de edificio jaqués se extiende por todo el camino de Santiago, pero será particularmente directa sobre los edificios románicos del entorno aragonés: Castillo de Loarre, San Pedro el Viejo de Huesca, Santa Cruz de la Serós, San Juan de la Peña, etc.
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