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domingo, 28 de noviembre de 2010

Palacio de Medina Azahara, Córdoba, siglo X




El Palacio de Madinat al-Zahra, es una empresa personal de Abderramán III, que dedicará buena parte de su esfuerzo y atención a esta construcción, que coincide con la proclamación del Califato independiente de Córdoba y con el momento de mayor esplendor de la etapa califal en Al Andalus.
Las obras se iniciaron en 936, estando concluidas a finales de la centuria, aunque el proceso de descomposición del Califato durante el Periodo de los Reinos de Taifas y las consecuentes guerras civiles que asolaron la zona en el S. XI, destruyeron el Palacio casi por completo.
Madinat al-Zahara, significa “Ciudad brillantísima”, lo que ya resulta significativo de la grandeza que iba a adquirir la construcción, que en realidad se configura como un núcleo urbano palatino.
El conjunto urbanístico se dividía en tres grandes terrazas escalonadas: la primera y más alta estaba ocupada por el alcázar o palacio propiamente dicho; en el nivel inferior se levantaba la mezquita aljama; y en la terraza inferior se extendía la medina.
En cuanto a la mezquita se construye en un tiempo realmente breve, en 48 días dicen las fuentes y está comprobado arqueológicamente que fue en verdad una construcción muy rápida. Mide 53 m. de largo por 34 m. de ancho y estaba correctamente orientada al SE.
Su Haram es de cinco naves decrecientes en anchura, y ocho tramos, perpendiculares al muro de la Kibla. Presentaba riwaqs y un alminar cuadrado. En cualquier caso, la mezquita es en la actualidad nada más que un resto arqueológico.
Del alcázar se han podido rescatar los restos arqueológicos de los llamados Salón Rico y Salón Grande. El Salón Rico, o Salón del Trono de Abderramán III, es una habitación rectangular precedida de un pórtico rectangular muy ancho, flanqueado por dos habitaciones laterales. El salón propiamente dicho tendría una estructura basilical de tres naves separadas por columnas y arcos de herradura de estilo puramente califal, trasdós descentrado y despiece de las dovelas a la línea de impostas (en la imagen).
El Salón grande, dedicado probablemente a funciones representativas del califa, es muy similar al anterior, aunque de mayores proporciones y no tres, sino cinco naves en el salón propiamente dicho. Dichas naves no se separan por columnas y arquerías, sino por vanos abiertos en los muros.
Sería en este ámbito palacial del alcázar donde los recursos ornamentales y escenográficos de la arquitectura palatina islámica alcanzaron sus cotas más brillantes y en ocasiones extravagantes. Véase si no, este texto que nos da idea del lujo y la riqueza de la sala de recepciones o Alcázar de los Califas:
En el Palacio, Abd al-Rahman III construyó un salón conocido como Alcázar de los Califas, cuyo techo era de oro y grueso mármol, lo mismo que las paredes. En medio del techo colocó la gran lámpara que le había regalado Julián, rey de Constantinopla. El Palacio estaba revocado en oro y plata y en medio había una alberca llena de azogue. El salón tenía ocho puertas que estaban enjambradas en arcos de marfil y ébano con incrustaciones de oro y piedras preciosas, sobre columnas de mármol de color y cristal. Cuando el sol penetraba en el salón y sus rayos alcanzaban la alberca y las paredes, todo brillaba con una luz que deslumbraba la vista. Cuando el califa quería asombrar a alguien ordenaba que se agitase el azogue y aparecían en el salón como relámpagos de luz que estremecían los corazones, hasta el punto de que el salón parecía volar...
Al Maqqari: Naf al Tib.

Y de resumen, este video: 



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