Casi siempre, cuando pensamos en la arquitectura del Antiguo Egipto, se nos vienen a la cabeza las grandes pirámides. La razón es bien evidente. No hay en todo el mundo antiguo tumbas de tamaño tan colosal, con una forma geométrica tan bien definida y con una antigüedad tal que nos hace preguntarnos cómo se pudieron levantar semejantes construcciones con unos métodos de trabajo que imaginamos primitivos y rudimentarios. Sin embargo, ahí están, desafiando al tiempo. Aclaremos de entrada una cosa: la pirámide fue un tipo de construcción funeraria empleada en Egipto durante un largo periodo de unos mil años (mediados del tercer milenio a mediados del segundo a.C.), que se extendió a lo largo de los Imperios Antiguo y Medio, aproximadamente, entre la III y la XIII dinastías.
Sigamos rectificando posibles errores. Mucha gente creerá que en Egipto se levantaron exclusivamente las famosas pirámides de Giza y, quizás, alguna más. No fue así. Hoy van localizadas más de ochenta pirámides de todos los tamaños y formas y no hay que descartar que el futuro descarte alguna sorpresa más. Eso, sin contar los casi dos centenares de pirámides levantadas por los denominados faraones negros en Nubia. Más cosas a aclarar: puede pensarse que se trataba de un tipo de tumba reservado a los faraones. No es así. Se levantaron también pirámides para las reinas. Además, estas construcciones suelen congregar a su alrededor otras tumbas (por ejemplo, mastabas) asignadas a otros miembros de la realeza o a personajes importantes de la corte..
Pero, ¿qué venían a simbolizar estas gigantescas tumbas? Antes que nada, el poder del mismo monarca y su concepción como uno de los dioses principales del país, capaz de competir con el mismo Sol. Ese poder del faraón deviene de su inmensa capacidad organizadora de la vida de Egipto. Así que una parte de la fuerza de trabajo disponible en el país puede derivarse, durante los largos periodos en que sea necesario, a la construcción de este tipo de tumbas. Por otra parte, hay que tener presente que estos monumentos se realizaron siempre empleando la piedra como material constructivo y que formaban parte de un complejo mortuorio más amplio que incluía un templo funerario y otras dependencias. Además, toda pirámide incluye en su interior una cámara mortuoria, a la que se accederá a través de un pasillo y, frecuentemente, otras estancias de uso diverso.
La forma de las pirámides evolucionó a lo largo del tiempo: arranca en la III dinastía, durante el reinado del faraón Zoser. Se levanta entonces la pirámide escalonada de Sakkara, cuyo arquitecto principal fue el famoso Imhotep, que ocupó otros cargos en la corte. A comienzos de la IV dinastía el faraón Snefru tuvo tiempo de hacerse construir tres pirámides: en primer lugar la de extraña forma de Meidum con sus dos cuerpos superpuestos claramente diferenciados. Luego las dos pirámides de Dahsur, una de forma acodada y la otra ya perfecta. A partir de entonces llegamos al culmen en la costrucción de este tipo de tumbas monumentales, representado por el conjunto de Gizeh, erigido durante el gobierno de los faraones de la IV Dinastía Keops, Kefrén y Micerinos. La llamada Gran Pirámide de Keops, con sus 137 metros de altura y otros 230 de lado es por excelencia el símbolo imperecedero del antiguo Egipto y una de las famosas siete maravillas de la antigüedad, con su asombrosa orientación de sus esquinas hacia los cuatro puntos cardinales.
La Gran Pirámide de Keops tiene casi 147 metros de altura y 230 metros por cada lado de su base. Contemplamos una sección transversal en la que se aprecian todos sus elementos: la entrada se encuentra en el lado norte, a 18 metros de altura; de ella parte un corredor en rampa de más de 100 metros que penetra en el subsuelo de roca hasta una cámara inacabada que no será utilizada ya que se decidió situar la cámara del sarcófago en la masa de la pirámide. Para ello se construyó un corredor ascendente que se continúa en dirección horizontal hasta la mal llamada Cámara de la Reina. Entre el inicio de la Gran Galería y el corredor descendente se construye un pasadizo de escape. También de la Gran galería y de la Cámara funeraria parten dos conductos de ventilación que las comunican con el exterior a 76 metros de altura.
Tras pasar este momento de esplendor, se siguieron levantando pirámides en Egipto durante muchísimos siglos. No alcanzaron ya el tamaño colosal de las construidas durante la IV dinastía, pero continuaron siendo el tipo de tumba habitual para depositar en ellas el cadáver de uno de aquellos reyes-dioses del país. Sin embargo, pese al desvelo y cuidado de sus constructores, pese a los numerosos sistemas adoptados para evitar el expolio de las riquezas que sus cámaras podían albergar, prácticamente todas las pirámides fueron ya saquedas en la Antigüedad. De este modo, en los inicios del Imperio Nuevo esta forma constructiva fue sustituida por el hipogeo, que quedaba oculto en el subsuelo. Pero no se trató exclusivamente de un cambio de moda o de un intento de mantener la tumba real a salvo de los ladrones. Aún manteniendo su enorme poder, los faraones ya no podían competir con el dios sol y, en consecuencia, no era necesario levantar tumbas gigantescas que lo evidenciaran. Los templos tomarán ahora su relevo.
Como resumen, podeis ver esta colección de fotos sobre la manera de construir las pirámides:
http://www.20minutos.es/galeria/2301/0/construccion/piramides/egipto/
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