El gran Sargón de Akkad (hacia 2334–2279 a. C.), creador del primer imperio mesopotámico, el acadio, que extendió sus dominios a lo largo de las cuencas de los ríos Tigris y Eúfrates, y cuya población se identifica como de los cabezas negras, conforme a una vieja denominación que se daban a si mismo los sumerios.
Esto y poco más es lo que sabemos de ese monarca, pero, por otra parte, la Historia del Arte conserva su recuerdo gracias a la pieza de orfebrería de la que nos ocupamos aquí, la famosa "máscara de Sargón", aunque no exista ninguna certeza de que verdaderamente retrata a este personaje. Es más, un número cada vez mayor de historiadores considera, también sin pruebas contundentes, que puede representar a su nieto, Naram-Sim, continuador y último gran rey del imperio creado por su abuelo.
Sea como fuere aquí tenemos esta hermosa pieza metálica, fundida en bronce a tamaño natural (36 cm. de altura). Fue hallada en una escombrera del templo de Isthar en Nínive, donde fue a parar después de ser mutilada de forma intencionada, lo que explica la ausencia de las incrustaciones que poseía y de las orejas. Ha sido fechada, también sin datos definitivos, en torno al año 2250 a.C. Fijaos en la capacidad del broncista (que probablemente pertenecía a un taller real) para reflejar los rasgos del retratado: la nariz aguileña, los labios carnosos o el detalle de la barba. Vista de perfil nos atraerán el tocado que ciñe la cabeza y el moño en el que se anuda el cabello. Pero no se trata tanto de un retrato realista sino de una composición que quiere idealizar la fisonomía del personaje como monarca poderoso.
Desgraciadamente, se trata de una joya perdida: desapareció del Museo de Bagdad, que la custodiaba, durante el gigantesco saqueó que sufrió aquella institución en el año 2003.
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